"Que venga la muerte"



"Que venga la muerte"
Por Lu Herrera Vásquez


Los perros no han dejado de aullar. Yo estoy en mi cama, son las diez de la mañana del domingo y me pregunto que es lo que provoca sus aullidos.
Una vez una señora me dijo que hacen eso cuando sienten que alguien va a morir. No le hubiera hecho caso, pero lo dijo cuando yo caminaba frente a ellos. La cara de la señora la vi como si fuera una cara de bruja. No me morí, y ya han pasado como seis años desde que dijo eso.
El domingo es el único día en el que me puedo quedar hasta las diez de la mañana durmiendo. Pero esta vez no pude hacerlo por culpa de los perros.
Me levanto de la cama y me preparo un café con leche.
Los perros siguen aullando afuera pero yo pongo música en volumen alto para no escucharlos. Disfruto del desayuno leyendo una revista y escuchando "The Beatles".
A las dos de la tarde salgo para almorzar. Al salir veo a los animales aullar fuera de mi casa, exactamente en la puerta.
Los espanto con la mano y se alejan un poco.
Me voy a comer a un restaurante lejos de mi casa.Regreso por la tarde y veo una película. Los perros han empezado a aullar otra vez, pero prefiero no hacer caso.
Al anochecer me doy un baño. Me seco el cabello con la toalla y cuando termino de friccionar el pelo escucho a los perros aullando. Me asomo por la ventana y veo que hay ocho en mi puerta. Voy a la cocina y lleno un vaso con agua. Tiro el líquido por la ventana para ver si logro que los perros se vayan. Se van alejando y me estoy sintiendo tranquila.
Logro dormir un poco pero a las tres de la mañana los escucho aullar otra vez. No me paro, solo me pongo los audífonos y me concentro. La música me relaja.
Duermo hasta las seis y me doy un baño para ir a trabajar. Escucho a los perros. Al salir una vecina me habla. "Hija que has hecho para que estos perros te sigan". "No sé señora, a mi me han dicho que los perros persiguen a los locos..", "... Y tú no estás loca hija", me dijo completando mi frase.
Fui a trabajar y desde la esquina vi que los perros se iban. Me quedé dudando que pasaba.
En el trabajo me siento con miedo. Busco en internet algo para alejar a los perros. Leo sobre echar vinagre o poner bolas de naftalina. Pero también leo que es tóxico para ellos. No compro nada. Pienso que se van a ir en un par de días, o tal vez al llegar ya no estará ninguno.
En la tarde efectivamente no había ningún perro. Me sentí aliviada.
A las dos horas escuché aullidos y salí a la calle. Estaban en mi puerta. Los espanté con agua.
En la noche los perros no dejaron de aullar.
En la mañana varios vecinos vinieron a decirme que yo era la culpable de que no pudieron dormir. Yo sólo los miraba sin saber como explicarles el porqué esos perros estaban aullando.
Hoy he salido en las noticias por los veinte perros que están aullando en mi puerta. A la prensa le ha parecido gracioso y me han bautizado con un nuevo nombre. Ahora soy , "la loca de los perros". No he salido de la casa en todo el día y el celular no ha dejado de sonar, al igual que los aullidos de los perros. Todos los vecinos me odian. Yo sólo quiero que se cumpla lo que dijo la señora hace años y que venga la muerte de una vez y me mate.
Contesté cuando al celular entró la llamada de mi mamá. "Fue mala idea irte de casa hijita", me dijo. "Mamá, ¿Puedo regresar?", le respondí.
Esa misma noche regresé a la casa de mis padres. "No quiero ver a esos perros nunca más", le dije.
Mi mamá me abrazó fuerte. "Tampoco a la muerte", agregué, mientras apretaba su espalda con mis manos.

Ilustración: SEHIKANE

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