"El sillón masajeador"



"El sillón masajeador"

Por, Lu Herrera Vásquez

Ayer me senté en un "sillón masajeador". Era la hora del almuerzo y yo estaba caminando por el Centro de Lima, buscando un menú diferente. Es que ya estoy cansada de hacer lo mismo todos los días. Salir de casa muy temprano, llegar a la oficina, salir muy tarde y regresar a casa a repetir la rutina.
Mientras caminaba encontré ese lugar en donde prometían liberarte del estrés con tan sólo sentarse en un sillón. Entré, pagué un sol y me senté. En tres minutos mi vida cambiaría.
El sillón empezó a bajar y me puse tensa. Sentí leves golpes en la cabeza y espalda. Imaginé a miles de personitas dentro del sillón moviendo sus manos, trabajando para liberar el estrés de las personas. Estrés que seguro ellos tienen por que el lugar está abierto de lunes a domingo, y deben trabajar más de ocho horas.
Me reí cuando sentí un golpe en la espalda, me dio cosquillas y creo que todos me miraron. Intenté callarme por la vergüenza pero al sentir un golpe más fuerte me volví a reír. Escuché un "Shhh" y me quedé callada.
Los tres minutos eran largos, cerré los ojos y sentí como el sillón presionaba mis piernas. Tuve miedo, pensé que éste se atascaría y me apretaría, tal vez demorarían en sacarme tres o cuatro horas, vendrían los bomberos y hasta saldría en las noticias.
De inmediato sentí que mis piernas se liberaban y yo podía volver a respirar. Escuché una música que me hizo sentir en mi cama, sentí paz por tres segundos y de pronto un golpe en la cabeza me hizo sentir ganas de levantarme e irme corriendo. Miré a las personas que estaban en los demás sillones y todos tenían los ojos cerrados, sus cuerpos temblaban, parecían en trance.
Me quedé quieta a esperar que esta experiencia acabara.
Cuando acabó me paré, agarré mi maleta y salí del lugar algo decepcionada, no me había quitado nada de estrés.
Al salir me encontré con una vendedora de un producto que se llamaba "Rasca Rico". Era un palo largo que tenía forma de brazo. Era de madera y los dedos eran muy delgados. La comerciante me indicó que sólo debes rascarlo en la espalda. Le dije si podía probarlo, lo hice y experimenté como me liberaba del estrés. Sin duda, la mejor experiencia de toda mi vida.

Dibujo: Rachel Rachel
Retoque Gráfico: Miley CG

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