"No me da asco mi vómito"


"No me da asco mi vómito"

He vomitado en el carro.No he traído una bolsa y todo el vómito ha caído en el piso. Todos me miran. El cobrador me pasa un algodón con alcohol que hay en el botiquín.
Hace más de quince años que no vomitaba en un carro, pienso, mientras pongo papel periódico que una señora me ha regalado. Cubro todo el vómito.
Uno que otro pasajero siente asco. Yo no lo siento. A mí me da asco todo, menos mi vómito. Siento que es mío. Así me dijo mi mamá cuando era pequeño, " tu vómito es tuyo, no le tengas asco".
Recuerdo a mi mamá y a mi hermana. Recuerdo las mañanas en el carro rumbo al colegio. Mi hermana y yo siempre nos sentábamos al último. Subíamos corriendo y ella, que era más rápida que yo en ese tiempo, me guardaba el asiento que estaba más al fondo y el más escondido.
¿Tienes tu bolsa?, me decía Merlina. Yo le mostraba mi bolsa que estaba apretada en mi mano.
Veinte minutos se demoraba en llegar el carro de la casa al colegio. Los veinte minutos mas angustiantes para Merlina.
Ella sacaba un caramelo de limón y me lo daba. Yo lo chupaba y sentía el sabor del limón que se combinaba con la pasta dental que se quedaba en mi boca por salir rápido de casa.
La pobre Merlina se la pasaba todo el carro preguntándome si quería vomitar. Yo le decía que no, pero igual lo hacía.
Vomitaba en mi bolsa y todos me miraban con asco. ¿Como pueden sentir asco por un niño?, se preguntaba mi hermana, mientras me abrazaba y calmaba el temblor de mis piernas.
Merli me limpiaba la boquita y me daba agua. Agarraba mi bolsa y se quedaba callada mirando fijamente a todos.
Un día Merlina se molestó conmigo. Habíamos subido al carro y yo tenía la bolsa en la mano. De pronto sentí muchas ganas de vomitar y no podía aguantar, intenté abrir la bolsa, pero todo el vómito ya estaba en la falda de colegio de mi hermana.
Recuerdo su rostro claramente. Una mezcla entre pena y rabia. Nos bajamos del carro, le ayudé a limpiarse y caminamos cinco cuadras hasta el colegio. En su salón le prestaron un buzo.
Mi mamá me gritó horrible ese día. 

Merlina le dijo que había sido su culpa ya que ella tenía la bolsa.
Desde ese día me mandaron al colegio con una rodaja de limón. Mi mamá me indicó que cada cierto tiempo lo chupara y así lo hacía.
Con el pasar del tiempo los vómitos se calmaron. Merlina estaba ya entrando en la adolescencia y la cambiaron a turno tarde. Yo me iba solo al colegio y ya no vomitaba.
Recibo una llamada, es mi hermana. "Tengo un mal presentimiento, como que algo te está pasando", me dice."He vomitado en el carro", le respondo. "¿Tan grandote y sigues vomitando?, sabes que los peores momentos de mi vida la pase contigo en ese carro", me dice Merlina. Yo me quedo callado sintiendo el olor a vómito en todo el bus y recordando la falda de mi hermana.
(Lu Herrera Vásquez)

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